Un grupo de alumnos, profesores (jubilados y en activo) y personal del IES Príncipe Felipe de Madrid estamos trabajando en este TALLER DE CREACIÓN, organizando actividades que, principalmente, tienen relación con el estudio y la creación literaria en inglés, francés y castellano. Los resultados se publican aquí, en el blog.
Sesiones III Taller
- III Taller de creación literaria (2017-2018)
- 1ª Sesión
- Trabajos de la 1ª Sesión
- 2ª Sesión
- Trabajos de la 2ª Sesión
- 3ª Sesión con PABLO MÉNDEZ
- 3ª Sesión con DAVIDO PRIETO
- 4ª Sesión
- Trabajos de la 4ª Sesión
- 5ª Sesión
- Trabajos de la 5ª Sesión
- 6ª Sesión
- Trabajos de la 6ª Sesión
- 7ª Sesión con ADA SALAS
- 7ª Sesión con ALFONSO BREZMES
- 8ª Sesión con Salvador Mira
- 8ª Sesión con Susana Diez de la Cortina
- 9ª Sesión
- Trabajos de la 9ª Sesión
- 10ª Sesión
- Trabajos de la 10ª Sesión
- 11ª Sesión con RAÚL GONZÁLEZ GARCÍA
- 11ª Sesión con JAVIER MARTÍN ALONSO
- 12ª Sesión (+trabajos)
viernes, 12 de noviembre de 2021
martes, 8 de enero de 2019
3ª sesión de la IV edición de CARPE LITTERAM
EL PARAGUAS
El cielo llora,
está lloviendo
el agua forma
pequeños riachuelos
que recorren los
bordillos de las aceras.
Para evitar
mojarse,
algunas personas
corren
otras, se esconden
bajo un techo improvisado.
yo, ni corro ni me
oculto
y, sin embargo, no
me mojo.
Llevo un techo
portátil,
con pulsar un botón,
lo despliego,
con pulsar un
botón, lo contraigo.
La lluvia cae, los
coches salpican
y ni una gota roza
mis pies.
como un objeto
impermeable!
Alejandro Puga
EL PARAGUAS
El cielo llora,
está lloviendo.
El agua forma
pequeños riachuelos
que recorren los
bordillos de las aceras.
Para evitar
mojarse,
algunas personas
corren,
otras, se esconden
bajo un techo improvisado.
Yo, ni corro ni me
oculto,
y, sin embargo, no
me mojo.
Llevo un techo
portátil:
con pulsar un
botón, lo despliego,
con pulsar un
botón, lo contraigo.
La lluvia cae, los
coches salpican,
y ni una gota roza mis zapatos rojos.
¡Qué alegría poder
caminar
por mi pensamiento
como un rey de una ciudad impalpable,
… como el rey de la ciudad en tus ojos!
Introduzcamos, con el mayor respeto,
algunos cambios en el poema de Alejandro Puga. Vamos a intentar que, como en
Antonio Machado, la anécdota realista, aparentemente descriptiva y banal, que
él tan bien ha sabido reflejar, de la ciudad lluviosa, se despliegue con pocos
adjetivos hacia un final donde el yo se apropie íntimamente del poema y obligue
a percibir la realidad de otra manera.
De la ciudad gris, que emite señales
que solo el poeta percibe, con ese intercambio de lo abierto y cerrado de su
paraguas que puede ser una imagen de su propio pensamiento – ahora pienso,
ahora no pienso; ahora miro hacia fuera, ahora hacia dentro, como un semáforo
espiritual-, pasamos a la visión interior. Destella el rojo hiriente, salvador
de sus zapatos rojos reforzado por la aliteración y el brusco sonido de la /j/
que contrasta con la neblinosa urbe donde todos buscan guarecerse de la
tormenta. Como dentro de una pecera, a su vez, el pensamiento del poeta se
refugia en su mente creadora que aporta la luz y el color que le falta al mundo
cotidiano. Son los poderes de la imaginación.
Al final, ponemos la guinda. El poeta
pasea sin mojarse con la única defensa de su pensamiento poético. Su paraguas, ahora se transforma, es el escudo
que le permite caminar casi como en un ascenso, sin rozarse con esa realidad, o
mejor, adueñándose de ella para dotarla de un alma, de una emoción poética
nueva. Es un rey, un pequeño monarca de los espacios intangibles de su
imaginación. Machadianamente, si queremos, aunque no es necesario, con el
último verso dejamos que el tú poético, la amada, sea quien contemple el mundo
a través de nuestros ojos. Y, ¡voilá!
Veamos
ahora cómo lo hace el maestro Antonio Machado. Para saber más, consulta este
enlace donde el poeta Alejandro Duque Amusco, en un breve artículo, analiza
métricamente el poema de Antonio Machado:
https://www.castelldefels.org/entitats/alga/68_centrales_11.htm
A UN OLMO SECO
Al
olmo viejo, hendido por el rayo
y
en su mitad podrido,
con
las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas
hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que
lame el Duero! Un musgo amarillento
le
mancha la corteza blanquecina
al
tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que
guardan el camino y la ribera,
habitado
de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va
trepando por él, y en sus entrañas
urden
sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con
su hacha el leñador, y el carpintero
te
convierta en melena de campana,
lanza
de carro o yugo de carreta;
antes
que rojo en el hogar, mañana,
ardas
de alguna mísera caseta,
al
borde de un camino;
antes
que te descuaje un torbellino
y
tronche el soplo de las sierras blancas;
antes
que el río hasta la mar te empuje
por
valles y barrancas,
olmo,
quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Antonio Machado
1ª y 2ª sesiones de la IV Edición de CARPE LITTERAM
En estas primeras sesiones se trata de
revelar la belleza escondida de las pequeñas cosas, de lo aparentemente feo, de
lo vulgar, de lo viejo o de lo que creemos muerto, etc.
Tratamos de imaginar cosas pequeñas o humildes,
hacemos un boceto, un esbozo de cosas mínimas: una piedra, un trozo de papel,
un mendigo, un hombre o una mujer solitarios o enfermos, un animal abandonado,
una flor, etc.
Escribimos un relato breve contando
nuestra experiencia desde el punto de vista de ese ser.
Leemos los relatos, esbozos, poemas,
etc.
LA GUILLOTINA
Ay, que lo
llevan a la guillotina,
que ya se
escucha el crujir de los huesos...
Caen llorando
a gritos por las esquinas
los lóbulos
del genio, entre mis dedos.
¡Socorredlo!
Sus crestas de gallina
corren ya
entre mis blancos contrapesos.
Adiós,
siempre se quedará a mi vera
tu pequeño
cráneo de madera.
Alejandro Sánchez
EL BAILE
Baila sobre la nieve.
Movimientos
precisos y elegantes.
Bañada de
noche
Arrastra su
vestido,
Y, traza, una
vez más
Su rastro, de
finos hilos.
Ana Chuan López de Gonzalo
LA BELLEZA DE LA MARIQUITA
La
mariquita va volando,
a
veces va por el aire,
a
veces va caminando.
En
una planta se posa
para
comer y descansar,
entre
las hermosas rosas
su
color brilla sin cesar.
Se
dice que suerte da,
si
se acerca a ti,
pues
rara casualidad
que
se ponga a dormir
si
tu estas ahí.
Así
es la mariquita,
serena
y divertida,
si
sabes cómo es en realidad,
su
belleza podrás admirar.
Carla Tirapu
MARGARITA
Pequeña
flor campera,
tan
alegre y poco amarga,
tan
pura y tranquila, tan callada…
En
primavera plaga las afueras,
te
habla de amor y juega,
pétalos
pierde con huella ajena.
Dulce
y áspera esfera tierna
que
pinta de luz y sosiega
los
mares verdes, las miradas quietas,
las
ondas rubias tras de una trenza.
OTRA MIRADA
.
Brillante,
sedosa y pulida,
oval
de almendra tostada,
quisiera
cantar como el grillo
y la
laboriosa cigarra.
El
niño, sentado en el suelo,
sin escalofrío
en la espalda
la
observa sonriente y curioso:
¡parece
un bombón con patas!
Extiende
sus brazos pequeños
quisiera
poder probarla…
¡Qué
susto! ¡Irrumpen los gritos
en
las adultas gargantas!
¡Si
es tímida, frágil, pequeña…!
¿Por
qué todos quieren pisarla?
¡Es
tan deliciosa y bonita
la
inocente cucaracha!
Pilar Elvira
ODA A LA GOMA DE BORRAR Y AL BOLI
Borró mi
dibujo
Borró mi
canción
Borró mis
palabras
Eso es lo que
hacen
Borra lo que
quieras
Cuando eres
pequeño, eso no lo sabes
Puedes tener
miedo de no saber qué va a borrar
Pero un día
creces y ya nada se borra
Los dibujos,
las palabras son para siempre
En ese
momento lo ves todo perfecto
Pero luego
todo cambia
Y nunca
olvidarás los momentos en los que todo se borraba
Patricia Elices
CÍRCULO DE AGUA
Agua
limpia y pura tras abrir el grifo.
Quedó
atrapada en la oscuridad
y
ahora sale de su escondite,
las
tuberías,
a
ver la luz frente al espejo.
Sonido
sereno, constante,
que
se recoge en la bañera,
como
si de un guante de plata se tratara
acogiendo
en su palma a la delicada
flor
de la vida.
Ya
rebosante en sus extremos,
el
agua
es
frenada.
La
fuente que escapaba,
impetuosa,
de
la oscuridad de antaño,
cambia
y se convierte
en
simples gotitas de libertad.
Se
respira armonía
cada
vez que una cae,
se
une a sus hermanas
y
juegan alegres con las ondas.
Van.
Vuelven.
Se hunden.
Y
al igual que estas,
la
magia del agua
desaparece.
Un
temblor
seguido
de un orificio
abren
la salida de la calma.
Con
pausa,
majestuosamente,
un
adiós a las luces,
una
lagrimilla del grifo.
Comienza
un torbellino
uniendo
superficie con fondo,
inicio
con final.
Avanza
el agua,
sin
miedo a perderse.
Y
en círculo hacia el agujero negro
sigue
el camino de no retorno
hacia la oscuridad del
inicio.
Andrea Moreno Anaut
EXPECTANTE
ARMONÍA
Uno, dos, tres, cuatro.
Soldados en formación.
Atentos a la llamada,
la boca abierta,
expectantes los ojos,
agujeros en la redonda cara.
Uno, dos, tres, cuatro.
Tal vez música
o movimiento,
tal vez nada.
Un susurro, ¿los oyes?
Siempre quietos,
siempre blancos,
siempre ahí, esperándote.
No lo sabes y los usas,
necesarios, vigilantes.
Uno, dos, tres, cuatro.
Cuatro enchufes alineados
tras la espalda de Raúl.
Cuatro marcos
de cuatro cuadros
con esperanza de luz.
Marian
Castillo
El gíglico y la greguería nos llevan hacia el humor. El absurdo surge de violentar las normas de nuestra lengua para crear otra que nos libera,
HIDROFULABA
EL ARGONIOSO
El carbón comenzaba a hidrofular el
infraverde y el pentabilito argonioso rusheaba su desintegración. Cada vez que
esto longanizaba, una ondiosa terremotaba nuestro cubítere. Comenzaba entonces
un avalanchamiento de desencuadenantes membrásticas; y, finalmente,
la supracuadrada quedaba terrafulada por un carbón longanizado.
Alejandro Puga
HISTORIAS DE
OMBLIGOS
Estaba Ombligote tranquilamente tomando el sol en la
panza de Felipe cuando vio pasar a Ombliguina. Segundos después, Ombligote se había enamorado
y se decidió a hablar con Ombliguina. Estuvieron media tarde hablando bajo el
sol, con la brisa salada y el rumor del mar de fondo, y Ombliguina también se
enamoró. Fue entonces cuando decidieron pasar a la acción.
La oportunidad perfecta se les presentó cuando Felipe
sacó de una pequeña neverita azul unos bocadillos con una pinta deliciosa y dos
cervezas bien fresquitas. En ese instante, Ombliguina comenzó a saltar de un
lado a otro, haciendo que la tripa donde se encontraba, la tripa de Sofía, se
removiese. Sofía interpretó estos movimientos como un signo de hambre que cada
vez se hacía más fuerte, hasta volverse insoportable. Sofía no podía aguantar
más el hambre y repentinamente percibió el olor a jamón serrano del bocadillo
que Felipe acababa de desenvolver. Felipe no tuvo reparos en compartir su
comida con una chica tan guapa como Sofía cuando esta le pidió un poquito.
Tras un par de bocatas y unas cervecitas que les sentaron
de maravilla, Sofía le dio un fuerte abrazo a Felipe muy agradecida, y
Ombligote y Ombliguina por fin se encontraron. De la emoción que sentían,
empezaron a temblar. Fue en ese momento, cuando Felipe y Sofía sintieron las
mariposas en sus estómagos y también se enamoraron.
Desde ese día, Felipe y Sofía pasan mucho tiempo juntos,
y Ombligote y Ombliguina son muy felices.
El cuerpo es un gran globo que se infla por el ombligo
Ana Miriam Herrero
martes, 15 de mayo de 2018
12ª Sesión del III Taller de creación literaria (y Trabajos)
Cerramos las actividades del Taller con una sesión dedicada a terminar los trabajos pendientes, a recopilar los textos de los asistentes y, como nos queda algo de tiempo y muchas ganas de trabajar y de ser creativos, se propone realizar una actividad libre final, de carácter individual o de forma colectiva.
Estos son los resultados:
YOU ARE THE LIMIT
When the hours passed
slow and I enjoyed them like nothing else. When I felt full of energy, rushed
by the adventure, stopped by the sky. I miss it. As I grew I learnt life isn’t
that easy, at least if you aren’t able to dream.
After all of this, you
get depressed, because, with the pass of the years your life starts being
repetitive, and there’s less time to do what you love. I’d beg for forgiveness
(as it ashames me) if I lived such an insignificant life.
If you don’t know what
does this mean, I just want to say that you have to live and be remembered,
after all, you’re all the obstacles you have to sort to get an unique legacy.
Don’t you remember when they say you: you can be whatever you want, you just
have to fight for it?
Well, if you don’t think you are going to
remember this in a couple of years, I’ll leave for you this phrase: Don’t think
about what can the life do for you, think about what you can do for your life.
Diego Almodóvar
La sirena
Niña
que naufragó
todos
murieron a su alrededor
acunados
por una canción,
su
mente la mantuvo a flote
las
cantoras viniéronla a sacar
de
esa vieja vida
que
pronto dejaría atrás.
Cantó
como ninguna,
arrullando
hasta abandonar
en
esperanzas envenenadas
a
otros en el mar.
Su
guía fue el océano
Ella
mentora de las demás
Nuevas
voces rescataron
Otras
quedaron atrás.
En
acuosas tumbas, vidas
alimentaron
las olas
para
devolver un favor
a
un agitado mar.
Marta Sancho Fernanz
Soy un “muerto
viviente”, que en su vida anterior ha fallecido de manera espontánea en un
accidente, motivo por el cual el brazo derecho está partido y el codo fundido
con las costillas. Si, y junto con esto,
están mi nariz inexistente y el moho y la podredumbre, de uno tras siete largos
años sumido en un sueño, que aparentaba ser eterno, en una lata de conservas;
mi aspecto no es el de uno destinado a echar cohetes al cielo.
Sé que mi condición
no es, ni de cerca, ni de lejos, admirable, pero la vida no tiene parangón, y
si además, te la han robado, uno arde en deseos tan profundos que ni se percata
de que las llamas lo devoran acuerpadas por sus ansias.
He revivido a un kilómetro
de mi casa y a dos del accidente, en el
cementerio de “Llorafuerte”, así que, me dispongo a rememorar lo sucedido y,
¿por qué no? Dar unos buenos sustos.
Allá por los
alrededores de mi antigua vivienda, me dispongo a entrar en ésta, pues conservo
las llaves en algún punto cercano al esternón. Al girar la llave, la puerta se
atasca y no se abre. Doy la vuelta y allí lo veo. El “Hombre” que poco más de
un lustro atrás, me mató. Es él, lo sé por su característica máscara sombría.
El “Hombre” saca un
artilugio entre dorado y lila, que me deja embobado unos instantes. Parece un
talismán, con una cadenita esmeralda para colgar al cuello. El “Hombre” se lo
cuelga y me dirige una mirada atenazadora, que a mí, un muerto, le aterra.
Luego se esfuma.
Trato de recordar
las inscripciones que acabo de vislumbrar, las cuales son en una lengua muerta,
entre celtíbera y cartaginesa con un poco de fenicio. Dicen así: “El muerto que
aguarda la vida es aquel al que la vida espera, y condena”. Las inscripciones no
parecen erróneas, pero el ojo con el reloj flameante en la pupila no me
agradan, sino que me repulsan. Es ese el motivo que me decanta por huir a
reorganizar mis ideas acerca del hombre y del amuleto. Ya familiar.
Reconozco que mis
conocimientos históricos son de gran ayuda en casos como éste, para, basándome
en estos, saber más del asunto. Aunque, ubicar el artefacto en algún hallazgo
resulta lioso contando con mi participación en siete yacimientos.
Pronto descubro las
ventajas de estar muerto: no hace falta comer o dormir, te puedes hacer polvo,
y volar con el viento hasta llegar al destino pensado. Esto último lo decido
usar para reconstruirme, como un lego, y desincrustarme el brazo.
Una vez fuera del
refugio, hago un par de visitas a los yacimientos, y cuando llego al sexto se
me viene una visión a la mente: la del ojo de Amílcar Barca.
Ya recuerdo, donde
creíamos haber descubierto la tumba de este jefe del ejército de Cartago, esta
estaba vacía, sin contar con la presencia del amuleto.
El reloj de arena en
la pupila puede significar que el tiempo es relativo y, en teoría, no eterno; el
ojo, la ascendencia fenicia cartaginesa, mientras que las llamas, pueden ser
símbolo representativo del fuego que cercenó su vida de raíz, el fuego de los
“toros de astas ardientes”. (Esta es una historia que se puede resumir así: El
ejército cartaginés de mercenarios, liderado por Amílcar Barca, estaba en
constante lucha con Roma por la toma de la Península en fechas de las Guerras
Púnicas, y al superar en número a los romanos, se asentaron confiados en un
campamento. Los romanos sabían que si entraban en combate el número los derrotaría,
por lo que era vital evitar el conflicto bélico cuerpo a cuerpo. Se les ocurrió
enviar al enemigo de noche toros con antorchas en los cuernos). Tratándose del
general, la máscara a modo de “Fantasma de la Ópera” encargada de tapar
dolorosas quemaduras es explicable.
Tras reflexionar
largo y tendido sobre el tema, me dirijo, maquillado, para parecer lo menos
cadavérico posible, a la Biblioteca Nacional de España a repasar historia.
Abro un libro y
todas las miradas de la sala se desocupan momentáneamente de sus quehaceres
para apuntar hacia mí y declararme desastre como peluquero, maquillador… pero,
poco después, vuelven ensimismados a sus libros mientras noto una presencia
acechante tras de mí. Me giro, abro bien la boca dispuesto a encararme al
“Hombre”, en ese momento, mis labios quedan inmovilizados al igual que el resto
de mi cuerpo, ahora, agarrotado. Dirijo una rápida mirada inquieta oteando el
horizonte de mesas y estantes repletos de libros, pero nadie asoma como un sol
esperanzador. Estoy perdido, rodeado de testigos ausentes.
El “Hombre” me
agarra del brazo y nos esfumamos para llegar a parar a su guarida, repleta de
mascotas como cernícalos, pumas, cocodrilos, ajolotes, arañas… a las cuales les
falta un ojo en el lugar donde solo restan cuencas ennegrecidas, carbonizadas…
No obstante, por desgracia, ese no es todo su séquito, aún hay más víctimas
como yo, personas que murieron para ser inmortales a su fiel servicio con un
ojo marcado. Al ver sus caras frías y sin apenas rasgos, empiezo a creer
sumergirme en una pesadilla macabra cuyo fin esta anunciado: Me tengo que
despedir de un ojo.
Amílcar se marcha con
el amuleto colgando de la cadena, quedo solo. Y aunque tema a mis acompañantes,
observo mi miedo reflejado en sus únicos cristalinos. Al instante, regresa el jefe con la cadena rígida, estática, e
incandescente. El miedo se apodera de mi persona y desaparezco, sin saber cómo,
pues nada más llegar lo había intentado inútilmente, con una única meta: salvar
a esos seres muertos de un monstruo anterior a Cristo. Para ello, me dirijo al
jardín de mi abuelo con fin de desenterrar a mis canarios, revivirlos.
Decido ser un romano
y jugar con fuego, pues nada puede odiar más un general con la cara quemada,
que una llama, y yo cuento con algunas: ¡Las ansias de vivir!
PVNICVS FLAMINIVS
Jaime
Ultimas palabras
– A veces me odio a mí mismo…
–¡Es absurdo!... ¡Esto es absurdo!
– Estoy a punto de emprender mi último viaje, un gran salto
en la oscuridad.
– Apaguen la luz.
– Déjenme morir tranquilo; no voy a vivir mucho tiempo.
–¡Qué pena morir, cuando me queda tanto por leer!
– Homo Reus.
– Sobre la Tierra hay millones de hombres que sufren: ¿por
qué estáis al cuidado de mí solo?
– No sé, es la primera vez que me ejecutan.
– Todas mis posesiones por un momento de tiempo.
– Me siento genial.
Estas son las
ultimas palabras dichas por:
Aleister Crowly, Sigmund Freud, Thomas
Hobbes, Theodore Roosevelt, George Washington, Carlos I de España, Menéndez Pelayo, Wolfgang Amadeus Mozart, León
Tolstoi, Maximiliano de Habsburgo, Isabel I de Inglaterra, Pete Maravich.
verso blanco
mente blanca
tinta negra
manos firmes
ojos verdes
que te escribo negro
que te beso en blanco
dedos raudos
línea frágil
rima rota
pluma ágil
libro libre
que
te leo mío
que
te sueño nuestro
Adriana M. Ruiz de Molina Patricia Vargas, Raquel Vargas, Pilar García Rincón, Jaco Liuva y Luna Salazar.
Así
Es aquello que deseo
Son mis ganas de soñar
Es el tiempo que te espero
Son tus nadas un vacío
Es tu imagen lo que anhelo
Son tus manos imposibles
Es tu voz la voz del mar
Son tus ojos el misterio
Soy tu sombra
Así serás.
Adriana M. Ruiz de Molina Patricia Vargas, Raquel Vargas, Pilar García Rincón, Jaco Liuva, Luna Salazar, Diego Almodóvar, Juan Carbonell, María de Gonzalo, Siria Feo Rodríguez e Irene García Horcajada.
Las parcas desmemoriadas
La
muerte nos ha abandonado… por segunda vez. Como lo oyes. ¡Menuda desfachatez!
Ríete, ríete cuanto quieras. Ahora, no creas que voy a perdonarle esta afrenta,
no. Se acabaron las oportunidades. Me he cansado de esperar, de preparar
nuestras exequias y de comprar esas finas mortajas que nunca conseguimos lucir.
Me
pregunto por qué Morta no habrá cortado el hilo dorado. ¿Tal
vez Nona olvidó esculpir nuestros nombres en el muro de
bronce? Para mí que estas Parcas están seniles, como nosotros.
Y no
me mires así, boquiabierto y espantado; no me van los pusilánimes. Péinate y
arréglate, corre. No hagamos esperar a la inmortalidad.
Ana Belén López Martínez
El reflejo del espejo
por las mañanas,
me devuelve
una ilusión de identidad.
por las mañanas,
me devuelve
una ilusión de identidad.
Ficción de mi memoria
que sigue dibujando
en el azogue del espejo
los rasgos de un ayer,
los gestos de un ayer.
Incapaz de aceptar
las líneas que el tiempo
va trazando en mi rostro
evoco
los gestos y los rasgos
que un día fueron
pero que ya no son,
y que siento todavía
como ciertos
cuando cada mañana
me reflejo en el espejo.
que sigue dibujando
en el azogue del espejo
los rasgos de un ayer,
los gestos de un ayer.
Incapaz de aceptar
las líneas que el tiempo
va trazando en mi rostro
evoco
los gestos y los rasgos
que un día fueron
pero que ya no son,
y que siento todavía
como ciertos
cuando cada mañana
me reflejo en el espejo.
Alicia Arriero Higueras
Alicia Arriero Higueras
POETELA
Igual
no la escribo yo.
Ella
me escribe a mí
y
rellena mis vacíos.
Recorro
el dulce camino
de
la palabra solemne
oculta
tras un suspiro
que
otorga significados,
que
me desvela la historia
y
llueve emoción a cántaros.
Si
la palabra te llega
profunda
a tu corazón
“¡Eso
sí que tiene tela!”
Sara Álvarez
Herranz, Victoria Guriachykh, Luna Henseler Gallego, Alejandro Puga, Helena
Martínez Luengo, Javier Martín Alonso y Jaco Liuva.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)