domingo, 26 de marzo de 2017

Los alumnos de 1º de Bachillerato de Artes de nuestro instituto han interpretado plásticamente los versos de José Luis Morales:

CASERÍO DE LA PUEBLA

                                      Para Miguel Galanes y Mabel Hernández,
                                      Tú dueño de Añil de la casa.

De aquel tiempo de avispas y algunas veces lluvia,
de higueras en los patios y niños sin escuela;
de aquella infancia oscura entre una guerra y nada
que merendar, de aquellas
aguas del Jabalón donde, al nadar, entrábamos
en otra dimensión de la inocencia,
sólo esta casa en ruinas, al parecer, no ha huido,
aunque nadie se asome por sus ventanas ciegas.

(Nadie me observa. Entro. Sigo sin ver a nadie.)

Viniendo del olvido la llanura son huertas
calcinadas, eriales, surcos leprosos, restos
de cuanto fue y no pudo ni huir ni hacerse hoguera.

Frente al tiempo amarillo que pudre las paredes
de esta casa, da miedo detenerse. La puerta,
que alguien dejó entornada, como esperando a un muerto,
tiene color de lápida. Los muros son ya grietas.
Los nudillos del aire golpean las persianas
y, al callar, suena el eco con amplitud de ausencia.
Yo pasé los veranos aquí, cuando el calor
que nos asilvestraba, tardaba en ser escuela
tres meses y tres días, hasta el 4 de octubre,
y la vida era simple: consistía en dar vueltas.
El molino, los trillos, los rebaños, las norias,
las cigüeñas, las mieses, el sol, las tolvaneras...
El mundo daba vueltas. Y el vino de pitarra
—blanco, seco, en porrón—, también daba sus vueltas
como el filo en la hoz —¡Salud!—, y algunas veces
acababa en tragedia.

De aquel tiempo de avispas y algunas tardes cuerpos
desnudos —las albercas,
como mares de risas, bajo un sol que no entiende
esta locura niña de perder la vergüenza
ante el frescor—, de aquellos
capachos rebosantes de mosto aún en perlas,
como una sed futura que fermenta esperando
la guitarra y la fiesta,
sólo esta casa, al parecer, no ha muerto
del todo y, aunque herida y humillada, me espera.

Hay paisajes que llevan con dignidad su olvido,
y quintos que resisten en pie, como una higuera
loca, en mitad del campo. Hay espacios que crecen,
 y parcelas sin amo que, al no crecer, revientan.
Las palabras solemnes no son de este paisaje:
la tierra está en desahucio, mira nubes ajenas,
bebe de ríos secos, tiembla con unos fríos
que ya no son los padres de su escarcha y su niebla.

Las palabras solemnes son para las catástrofes
y aquí no pasa nada que merezca una esquela:
que se caiga una casa manchega no es noticia,
la noticia sería que ésta no se cayera.

En El viento entre las ruinas, de José Luis Morales. Ed. Hiperión.

Estos son los resultados:








martes, 14 de marzo de 2017

CUARTA SESIÓN DEL II TALLER DE CREACIÓN LITERARIA «CARPE LITTERAM»

En esta sesión trabajaremos a partir de un poema de Tina Suárez Rojas, una poeta canaria que juega como una malabarista con los significados de las palabras, que las labra cual orfebre de la metáfora, siendo a la vez innovadora e inconformista, además de dotar de una vitalidad especial a sus versos.


CONSTATACIÓN DE LA TESIS DE PESSOA

                                                                        Porque es Amor mentira de poetas
                                                                                              GASPAR GIL POLO

 Te equivocas

No estuvo escrito en mi alma tu gesto
por ti no escribí los versos más tristes una noche
no me deslumbraron tus ojos claros, serenos
no poblé tu vientre de amor y sementera.

No tocaste mi corazón deshecho entre tus manos
no sentí que me hiriera tu llama de amor viva
no justificaste en absoluto mi existencia
no fui yo aquel perro de tu señorío.

No te erigí ángel de amor en una apartada orilla
ni glorioso desatino ni celestial locura
no subiste mi muerte a flor de labio
jamás anhelé en verte buscar la vida.

No remonté  por ti los muros de pleberio
no te busqué en la alegría de los pronombres
no hiciste diferentes las golondrinas, las madreselvas
no se durmió la voz en mi garganta tras tu partida.

Cuando sobre mí caiga la postrera sombra
seré un despojo más bajo la tierra,
sin llama ni memoria, un pulso fenecido,
porque te juro que confundes el metal de mi querencia,
que te pierdes en la niebla que ocasiona tu delirio:

yo no te he amado nunca, mi amor, nunca
yo nunca te he querido, vida mía.

De Las cosas no tienen mamá, 2008


Vamos a partir de este poema para contestar o responder a otros poetas, como lo ha hecho Tina Suárez.

Después, prepararemos la próxima visita de algunos poetas a nuestro Taller: