En esta sesión trabajaremos el relato corto o el microrrelato. Ya hemos hablado en sesiones anteriores de este subgénero narrativo. E incluso, algunos de los asistentes ya lo han utilizado en sus creaciones.
A continuación vamos a leer algunos ejemplos y posteriormente se planteará la propuesta de trabajo para esta ocasión:
MUERTE DE UN RIMADOR
Agapito
Pito era un rimador nato y recalcitrante.
Un buen día, viajó a un extraño país donde toda rima, aunque fuese asonante,
era castigada con la pena de muerte.
Pito empezó a rimar a diestra y siniestra,
sin darse cuenta del peligro que corría su vida. Veinticuatro horas después fue
encarcelado y condenado a la pena máxima.
Considerando su condición de extranjero,
las altas autoridades dictaminaron que podría salvar el pellejo sólo si pedía
perdón públicamente ante el ídolo antirrimático que se alza en la plaza
central de la ciudad.
El día señalado, el empedernido rimador
fue conducido a la plaza y, ante la expectación de la multitud, el juez del
supremo tribunal le preguntó:
-¿Pides perdón al ídolo?
-¡Pídolo!
Agapito Pito fue linchado ipso facto.
Otto-Raúl González. Por
favor, sea breve : antología de relatos hiperbreves. Páginas de espuma.
ab
EL CAMBIO DE LAS AGUAS
Una leyenda popular árabe cuenta lo
siguiente. Antaño, hace mucho tiempo, Khidr, que era el maestro de Moisés,
lanzó una terrible advertencia a la humanidad. Un día concreto toda el agua de
la tierra desaparecería, a menos que hubiese sido previamente almacenada. Sería
reemplazada por una nueva agua que volvería a todos los hombres locos.
Sólo un hombre hizo caso de aquella
advertencia.
Reunió gran cantidad de agua y la puso en
reserva en un sitio. Cuando llegó el día anunciado por Khidr, las corrientes de
agua dejaron de correr, los pozos se agotaron, toda la tierra se secó. El
hombre previsor intentó vivir en su retiro, bebiendo su agua almacenada.
Un tiempo más tarde, el agua nueva cayó
del cielo; los ríos y los pozos se llenaron. El hombre abandonó su refugio y
regresó con sus semejantes. Encontró que mantenían discursos y que hacían
gestos totalmente diferentes y extraños.
Ellos habían olvidado lo que había ocurrido e incluso la advertencia. El hombre
intentó hablarles, pero lo tomaron por loco. Algunos se mostraron hostiles,
otros compasivos. No le entendían.
Se negó a beber el agua nueva y regresó a
su retiro.
Allí siguió bebiendo el agua almacenada.
Muy pronto le fue muy difícil soportar la soledad, así como su singularidad,
ya que no era como ningún otro hombre. Regresó con los demás y bebió el agua
nueva. Entonces incluso olvidó el lugar donde guardaba su provisión de agua, y
los otros lo tuvieron por un loco que, milagrosamente, había recuperado la
razón.
JEAN
CLAUDE CARRIÈRE. El círculo de los mentirosos. Lumen.
ab
EL PRECURSOR DE CERVANTES
Vivía
en El Toboso una moza llamada Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchelo,
sastre, y de su mujer Francisca Nogales. Como hubiese leído numerosísimas
novelas de éstas de caballería, acabó perdiendo la razón. Se hacía llamar doña
Dulcinea del Toboso, mandaba que en su presencia las gentes se arrodillasen, la
tratasen de Su Grandeza y le besasen la mano. Se creía joven y hermosa, aunque
tenía no menos de treinta años y las señales de la viruela en la cara. También
inventó un galán, al que dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que
don Quijote había partido hacia lejanos reinos en busca de aventuras, lances y
peligros, al modo de Amadís de Gaula y Tirante el Blanco. Se pasaba todo el día
asomada a la ventana de su casa, esperando la vuelta de su enamorado. Un
hidalgüelo de los alrededores, que la amaba, pensó hacerse pasar por don
Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en un rocín y salió a los caminos a
repetir las hazañas del imaginario caballero. Cuando, seguro del éxito de su
ardid, volvió al Toboso, Aldonza Lorenzo había muerto de tercianas1.
1 Fiebre intermitente que se repite cada tres días.
ab
Yo sé la historia del
hombre más bueno del mundo, pero no sé si os gustará. ¿Os la cuento igual? Os
la cuento.
Se llamaba Primero y desde pequeño había decidido ser
«primero de nombre y de hecho». Sería siempre primero en todo.
Y, sin embargo, era siempre
el último.
Era el último en tener
miedo, el último en escapar, el último en decir mentiras, el último en hacer
daño, pero tan último que no hacía daño a nadie.
Sus amigos eran todos
primeros en algo. Uno era el primer ladrón de la ciudad, el otro el primer
matón del barrio, un tercero el primer tonto del vecindario. En cambio él era
el último en decir tonterías, y cuando le tocaba la vez de decir una se quedaba
callado.
Era el hombre más bueno del
mundo, pero fue el último en saberlo. Tan último que no lo sabía en absoluto.
ab
LA FE Y LAS MONTAÑAS
Al principio la Fe movía montañas sólo
cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a
sí mismo durante milenios.
Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a
la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino
cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que
uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más
dificultades de las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar
la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.
Cuando en la carretera se produce un
derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien muy lejano o inmediato,
tuvo un ligerísimo atisbo de fe.
AUGUSTO MONTERROSO. La
oveja negra y demás fábulas. Era.
ab
LA KARABA
Había en la feria de Mairena un cobertizo formado con esteras viejas de
esparto; la puerta tapada con no muy limpia cortina, y sobre la puerta un
rótulo que decía con letras muy gordas:
LA KARABA
SE VE POR
CUATRO CUARTOS
Atraídos por la curiosidad y pensando que
iban a ver un animal rarísimo, traído del centro del África o de regiones o
climas más remotos, hombres, mujeres y niños acudían a la tienda, pagaban la
entrada a un gitano y entraban a ver la Karaba.
–¿Qué diantre de Karaba es ésta? dijo
enojado un campesino–. Ésta es una mula muy estropeada y muy vieja.
–Pues por eso es la Karaba –dijo el
gitano–: porque araba y ya no ara.
ab
POR
UNA PALABRA
Escribí
un cuento de cien palabras perfecto. La gente lo leía con avidez, y lo enviaban
entusiasmados a sus amigos. Me llamaron para hablar sobre el cuento en la tele,
y desde Hollywood querían adaptarlo.
Entonces
alguien descubrió que había escrito "porque", en vez de "por
qué", así que ahora sobraba una palabra. Pero quitar cualquiera de ellas
desmontaba el delicado mecanismo de relojería que había conseguido construir.
Finalmente
eliminé un artículo, pero ya no es lo mismo. Los críticos literarios me
ignoran, han cancelado el programa al que tenía que ir, y Scorsese ya no me
coge el teléfono.
Jordi
Cebrián, http://cienpalabras.blogspot.com/
ab
EL POZO
Mi hermano Alberto
cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que
sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años
después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás
había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un
papel en su interior. Este es un mundo como otro cualquiera,
decía el mensaje.
Luis Mateo Díez
ab
Las propuestas para crear un texto en esta sesión son las siguientes:
- Procura redactar un relato breve con cien palabras justas.
- O intenta hacer una versión "especial" de algún famoso cuento.
- O realiza aquello que te dicte tu inspiración, incluso un dibujo como el de Eguillor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario