Poesía en grupo y cadáveres exquisitos
Mientras
hacíamos los últimos retoques al segundo libro que queremos publicar, aún nos quedó tiempo para unas
últimas creaciones en grupo.
El buen resultado de los poemas colectivos nos animó a proseguir en esa línea. Partimos de un texto de Sebastián Galán, “Piedra o barro” de su último libro Puertas abiertas (Ed. Lastura), que nos pareció muy sugerente:
El buen resultado de los poemas colectivos nos animó a proseguir en esa línea. Partimos de un texto de Sebastián Galán, “Piedra o barro” de su último libro Puertas abiertas (Ed. Lastura), que nos pareció muy sugerente:
Piedra o barro
Me estoy volviendo piedra.
Apenas mis ojos
parpadean ante la belleza,
soy parte del asfalto
que llena el paisaje.
Me estoy volviendo piedra.
Como el árbol seco,
mi corazón no sangra
con el golpe del leñador.
Soy humeante lava
del volcán inerte.
Me estoy volviendo piedra.
Y no me hundo
y torno nube
por no hacer daño
si veo la sonrisa de un niño
la anciana y limpia mirada,
o el grito silencioso
del que nada tiene.
Me estoy volviendo
barro.
Después de su
lectura, decidimos responder con otros poemas hechos en grupo:
Me estoy volviendo piedra
porque el engaño
me convierte en diamante frío.
Me estoy volviendo piedra
porque respiro el aire
que todos ensuciamos.
Me estoy volviendo piedra
porque la violencia
endurece mi piel y mi alma.
Me estoy volviendo brisa
cuando los pájaros me prestan sus alas
y soy libre un instante.
¿Agua o hielo?
Me estoy volviendo hielo.
Apenas grito
cuando mi equipo gana
ni tarareo ritmos al pasear.
Formo parte del oscuro congelador de mentiras,
ya ni me sobresalta la nieve al caer.
No me frotes los dedos gélidos,
No me frotes los dedos gélidos,
o se me caerán.
Ante el ocaso último
se mantiene mi rostro inerte.
Soy hielo.
Empezó a derretírseme el oído
por tus palabras de amor.
Mi bloque de orgullo se diluyó rápido
al recordar lo que solíamos hacer.
Veo el cielo convertido en agua
y contemplo los cerezos en flor.
Mi frágil cuerpo, ante el calor de tu obsequio,
ya tiembla.
Soy agua.
Me estoy volviendo piedra
El mundo me rebota,
los hombres no me traspasan,
los árboles no se reflejan.
Me estoy volviendo piedra
Las palabras no calan en mí
La música se apaga
La poesía no me salva
Me estoy volviendo piedra
Los círculos se deforman
El blanco pierde su brillo
Las líneas no existen.
Me estoy volviendo piedra
El sonido del agua me diluye
El canto de los pájaros me eleva
Y el tacto me derrite.
Me estoy volviendo pálpito.
g h
Me estoy volviendo ira
Las noticias me aturden,
los comentarios me abruman,
lo cotidiano me desborda.
Me estoy volviendo ira
Las personas no me llegan,
la naturaleza no me calma,
la vida no me da.
Me estoy volviendo ira
La amistad me vacía,
la generosidad está ausente,
la humanidad se desvanece.
Me estoy volviendo ira
Una palabra me tranquiliza,
una sonrisa me llena,
un gesto me sosiega.
Me estoy volviendo nube.
(AUTORAS: Helena Martínez Luengo y Pilar García Rincón.)
g h
Me volveré tiza
Me estoy volviendo
piedra.
Piedra negra y dura
camuflándose en el
paisaje
oscuro, aislado,
vacío.
Taciturna, no
hablo.
Me estoy volviendo
piedra.
No hay vida a mi
alrededor.
No se asoma
siquiera una flor
que me pueda dar la
alegría
que me pueda
ofrecer su sonrisa
cálida y
tranquilizadora.
Me estoy volviendo
piedra.
No hay viento, no
hay brisa
que me pueda
levantar.
Excepto la tuya,
para poder
respirar.
Si tú vienes, te
haré un hueco a mi lado.
Si me das tu
sonrisa,
entonces, solo
entonces
me volveré tiza.
Y escribiré versos
solo para ti
para que me quieras
como yo te querré a
ti.
g h
Soy fuego:
destruyo, transformo en negro,
arruino paisajes y vidas,
elimino esperanza.
Soy fuego:
fruto de roces
y mi brillo siniestro
pronostica caos y tristeza.
Las lágrimas disipan la maldad.
Me estoy volviendo humo
libre, ligero, flotando
y no destruyo,
solo vuelo.
Mientras tanto, uno de los miembros del
taller propuso comenzar un nuevo cadáver
exquisito con un verso del poema de Sebastián Galán “Llave”:
Coge un libro de poesía
Pasamos uno por uno respondiendo con un
nuevo verso sin ver nada más que el último escrito.
Estos son los resultados:
Incólume y en
silencio
Coge un libro de poesía
y lee el poema de la vida.
Mientras contemplo el día,
llega el ocaso
y la Luna se viste de novia
para unirse con el Sol ruborizado.
Desde ahí, otear el regocijo de la existencia
que, incólume y poderosa, sigue arrastrándonos
a un horizonte
hacia el que caminar.
Las densas nubes acompañan el serpenteo del río,
los relámpagos y truenos se precipitan sobre los árboles.
Así, en el pánico de la tierra, se escucha el silencio.
Nace la paz.
Camina o reinventa
Coge un libro de poesía
con tus manos blancas abiertas a la luz
que alumbra tu pálido rostro.
Suena lejana tu risa y tu voz,
y en mis ojos se
reflejan lágrimas de terror,
por miedo a perderte,
por miedo a no sentir nada más.
Me quedo inválido, no hago nada,
como si tuviera unas molestas cargas
que me aplastan, sin dejarme libertad
para elegir un nuevo camino en mi vida,
camino de alegría y esperanza,
camino del amor.
Llevaré una mochila
cargada de recuerdos,
emociones y sueños
que se reflejen en tus ojos
para siempre.
(AUTORES: Helena Martínez Luengo, María de Gonzalo Arenillas, Katerina Stamatakis García, Pilar García Rincón, Marta Sancho Fernanz, Belén del Molino Dueñas, Fe María Jiménez Prieto, Jaco Liuva, Giorgia Artabella, Ana Chuan López de Gonzalo Sofía Cañellas Briones y Anele Doquieriz.)
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